La preparación del suelo es también conocida como labranza, busca crear condiciones favorables para el buen desarrollo de los cultivos, es decir, para la germinación de las semillas, el crecimiento de las raíces y de la planta, y en la mayoría de casos, para la formación del fruto.
Para ello se debe seguir una serie de pasos:
- Realizar una programación de la preparación.
- Identificar la humedad adecuada del suelo para la labranza.
- Evitar la compactación del suelo.
- Acondicionar el terreno.
- Emplear adecuadamente la maquinaria.
- Realizar subsolados, es decir, trabajar en suelos más profundos.
También nos permite:
- Generar en el suelo condiciones físicas adecuadas para el buen flujo del agua y el aire, evitando que se formen en el suelo, capas duras que limiten la penetración y el crecimiento de las raíces.
- Contribuir a que el suelo disponga de más nutrientes para la planta, incorporándole restos de cosecha y materia orgánica como abono, favoreciendo así la actividad de organismos que mejoren su fertilidad.
- Ayudar en la eliminación de insectos y hongos, así como en el control de las malas hierbas.
Una buena preparación de suelo puede contribuir a incrementar significativamente la producción o rendimiento en un (30%).
Es importante también mencionar que adicional a tu preparación de suelo se recomienda hacer usos de agronutrientes (arrancadores) los cuales puedes encontrar en Nutrive que además de producir fertilizantes líquidos a tu medida, te ofrece asesoría y capacitación para el uso de sus productos con personal sumamente calificado.
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Fuente: EcuRed